sábado, 26 de septiembre de 2009

¿PARA QUE NOS SIRVE EL CONGRESO DE LA NACIÓN?


El Congreso de la Nación tiene la obligación de dictar leyes que estén en consonancia con la Constitución Argentina.
Pero por el contrario, nuestros legisladores sancionan leyes disonantes a lo establecido en la Carta Magna.
Así, mediante una ley, modificaron el período de mandato del Presidente de la Nación que fija expresamente la Constitución.

Extralimitando sus facultades para sancionar, modificar y derogar leyes, ahora anula leyes, avasallando derechos adquiridos durante la vigencia de las leyes anuladas. Pero son incapaces de anular las leyes que otorgan jubilaciones de privilegio a sus integrantes, (Antonio Cafiero, es un feliz beneficiario de una jubilación de privilegio de 20.000 dólares mensuales)
Incurriendo en infame traición a la Patria, otorgan facultades extraordinarias al Poder Ejecutivo.
Son incapaces de usar los mecanismos institucionales para destituir a una Presidente que con su inconducta ha dado motivo para ello en reiteradas oportunidades.
Pero este Congreso de la Nación nos sale demasiado caro a los argentinos.
Para su funcionamiento, en este año se le ha asignado una partida de mas de mil millones de pesos.
Si alguien colocara un cenicero de oro a su motocicleta, pensaríamos que está loco. No serviría para la función de cenicero, y como adorno, resultaría demasiado caro y bastante ridículo por su inutilidad.

Además de la inutilidad del Congreso que debemos soportar, viene un período de dos años de mayor inutilidad.
Con el resultado de las últimas elecciones nacionales, en ambas cámaras del Congreso de la Nación, el Kirchnerismo perdió el quórum propio. En Diputados y Senadores el FPV es la primera minoría.
A partir del 10 de diciembre, cuando nuestros legisladores tengan ganas de sesionar (lo que no ocurre todas las semanas) los proyectos K van a naufragar con los votos NO POSITIVO de la oposición.

En tanto que los proyectos de la oposición que se logren aprobar en el Congreso, van a naufragar como barco alcanzado por un torpedo debajo de la línea de flotación, ante el veto presidencial. Siguiendo la metáfora marinera, la avería será irreparable por que el veto será irreversible ante la imposibilidad de que se alcance la mayoría especial exigida por la Constitución Nacional para imponer su promulgación.
Así las cosas, el Congreso de la Nación va a estar de adorno, inútil y ridículo como UN GIGANTE CENICERO DE ORO PARA MOTO.

Orlando Agustín Gauna

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