La carta
Me llegó tu artículo y tu blog por mail, a través de un amigo. Te advierto que yo nunca fui Kirchnerista, pero realmente me parece lamentable lo que pusiste en él.
No puedo dejar de contestar a una persona (vos) que hace alarde de Dios,
Por sino sabes, el rencor y el odio, enferma y mata. Por eso el mundo está como está. Por gente como vos que lo único que hace es hablar mal del prójimo en vez de perdonar. Todos tenemos nuestras luces y nuestras sombras, en mayor o en menor medida. Tenemos que tener la capacidad de saber perdonar, aún a aquellos que no piensan como uno. Si hablas de esta manera de K, no me quiero imaginar lo que debes pensar de Hitler, Videla, Massera, violadores, asesinos, pederastas, y otras tantas calamidades que han pululado y pululan sobre nuestro planeta.
Aprendé a perdonar, no a injuriar. Enarbolá la bandera del amor y no del odio. Que Dios se apiade de tu alma. Pensalo.
Raquel P. Marrodán
Raquel
Hace muchos años, un sacerdote me enseño a perdonar. Desde entonces soy muy feliz. Porque al aprender a perdonar, aprendí a no odiar.
Pero no por eso voy a dejar de criticar y condenar las conductas que considero repudiables. Y me pregunto: ¿Vos que hacés? A los violadores, asesinos, pederastas: ¿Los elogias? ¿Los recibís en tu casa? ¿Te resultan indiferentes?
No es este el primer mensaje que recibo criticando mi supuesto odio.
No me acusan de mentir. Y si es verdad lo que digo ¿Por qué me castigan?
Orlando Agustín Gauna
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