miércoles, 7 de octubre de 2009
5 de Octubre: Con las manos no alcanza…
No se puede tapar el sol con las manos. El silencio de la mayoría de los medios de comunicación social y la poca difusión que le dieron otros, no alcanzan para silenciar el grito de ¡¡¡VIVA LA PATRIA!!! que se pronunció en la Capital Federal y en el Regimiento de Infantería 29 de Formosa.
Por Orlando Gauna y Cris Yozia
El 5 de octubre en Buenos Aires, se recordó el día Nacional de las Víctimas del Terrorismo. En Formosa se recordó el día del Soldado Formoseño.
En los dos actos se evocó el salvaje y cruento asalto perpetrado por los delincuentes terroristas de la banda Montoneros, el 5 de octubre de 1975 en el Regimiento de Infantería de Monte 29 de Formosa.
Como un cisne impoluto, inmaculado, emerge desde el barro de la mentira terrorista, la verdad histórica.
Los mayores, los ancianos, vuelven a rememorar el pasado y recuerdan claramente lo ocurrido. Ellos son testigos de la verdad auténtica y comienzan a testimoniar la autenticidad de lo ocurrido, desmintiendo las falacias inventadas por el marxismo.
Desde distintos puntos del país, al igual que desde las ciudades de Santa Fe y de Rosario -de la Invencible Provincia del Brigadier General Don Estanislao López-, lentamente íbamos colmando la Plaza San Martín, en la zona de Retiro.
Éramos apenas unos pocos miles de argentinos que reclamábamos que no nos mientan mas, que estamos cansados de tanto odio e injusticia.
Decenas de banderas argentinas flameaban al viento. Pancartas con retratos de las victimas del terrorismo. Banderas de la Invencible Santa Fe. Velas encendidas.
Desde distintas ciudades, desde distintas provincias, al igual que desde las ciudades de Santa Fe y de Rosario, lentamente íbamos colmando la Plaza San Martín, en la zona de Retiro. Éramos apenas unos pocos miles de argentinos que reclamábamos que no nos mientan mas, que estamos cansados de tanto odio e injusticia. Unos pocos miles que lentamente comenzamos a multiplicarnos.
No hubo en este acto profundamente nacionalista ningún encapuchado, ni patoteros amenazantes, solo el sentimiento de hermandad, el compartir los mismos ideales, el gozo de sentir que estábamos rindiéndoles el merecido homenaje que desde el poder de turno se les niega a tantas víctimas inocentes asesinadas por el terrorismo apátrida. Tampoco se rompieron vidrieras ni se cometieron actos de pillaje. Los Uniformados encargados de preservar la seguridad, pudieron presenciar el acto pues solo reinaba la paz.
Entre esas miles de personas, no se escuchaban gritos de odio. Fue un acto pacífico reclamando justicia, reconciliación y concordia en Argentina.
Antes del acto, muchos ni nos conocíamos. Pero durante el acto, ya estábamos hermanados por la celeste y blanca. Después quedaron repartidos entre muchos, nuestros datos para seguir en comunicación.
Éramos unos pocos miles, pero lentamente comenzamos a multiplicarnos. Dios todo lo puede. Lo hacemos con nuestra Fe puesta en Él.
Hubo dos grandes ausentes. ¿O eran tres...?
Faltaron el Gobierno Nacional y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El ODIO tampoco vino.
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