En la Provincia de Santa Fe y creo que en todo el país, hay presos comunes y presos “VIP”.
Los presos comunes, valga la redundancia, están alojados en cárceles comunes, bajo el riguroso régimen penitenciario.
Los presos comunes alojados en cárceles comunes, bajo el riguroso régimen penitenciario, son en su mayoría, negritos como yo, o para que ni opine el INADI, al que le importa un carajo este tipo de discriminaciones, no digamos negritos, digamos que personas que hemos tomado sol en exceso, “dende el vientre mi madre”.
Pero también hay otro tipo de personas que aunque no hayan tomado sol en exceso, están sometidas a estas rigurosidades. Ellos son los famosos y nunca bien ponderados “represores”.
Luego, hay otro tipo de presos. Ellos son los presos VIP. Los que alcanzan esta categoría mediante su abultada billetera, engrosada gracias a innumerables delitos, o la alcanzan habiendo servido o sirviendo en vasallaje a los poseedores de estas billeteras. Otros, simplemente son extorsionados y ceden para alcanzar esta categoría.
Incluso, con más de una billetera “gorda”, hasta es posible evitar ir preso.
Tal es el caso de la Sra. Susana Freydoz que cometió el delito de homicidio agravado por el vínculo, reprimido con pena de prisión perpetua, al haber asesinado a su esposo, Carlos Soria, por entonces Gobernador de la Provincia de Rio Negro, y a casi un año del crimen, no estuvo ni un solo día presa.
La delincuente funcionaria menemista María Julia Alsogaray, también fue una presa VIP. Y si bien gustaba de tomar sol, no se expuso a los rayos de Febo tanto como yo, ni era una mujer de bolsillos “flacos”.
También tenemos en cárceles comunes pero eximidos de los rigores del régimen carcelario, a los chicos del Vatayón militante.
En la Provincia de Santa Fe, los presos no “demasiado bronceados”, con billeteras gordas, pueden alcanzar el beneficio de ser alojados en una Comisaría cerca de su domicilio con visitas frecuentes y comida familiar. Para eso hay que “pagar” el beneficio, cuyo monto no es inferior a los $10.000 pesos mensuales.
Con mas plata se pueden lograr sobreseimientos, absoluciones, prescripciones, excarcelaciones, y en última instancia, prisión domiciliaria.
Poderoso el Señor Don Dinero. Jueces, Fiscales y Jefes Policiales sucumben frente a él.
Y los “represores”, en algunos casos también se ven sometidos a estas extorsiones.
Testigos que cuando el “represor” cede a la extorsión, en cualquier momento lo “desconoce” al acusado, manifestando: No, este no era mi torturador, a este hombre no lo he visto nunca en mi vida. Pese a que al denunciarlo, aportó tantos elementos, que jueces y fiscales (de mierda) ordenaron su rigurosa detención. Se ha dado el caso de que a personas cercanas a las actividades antisubversivas, le han hecho llegar el ultimátum: "pagas o te acuso de torturarme". Y por supuesto, que al no pagar, lo acusan, lo hacen meter preso, y si el “represor” cede a la extorsión y paga, el acusador lo desconoce y el acusado recupera su libertad.
Con la prisión domiciliaria, el Señor Don Dinero se florea entre Jueces y fiscales y según sean los billetes, (o los atributos físicos y sexuales de la peticionante) se puede conseguir la prisión domiciliaria. No importa la edad, ni las condiciones de salud del preso.Pero si no hay “guita” o una hermosa dama dispuesta a brindar sus favores sexuales, el acusado puede tener 100 años y todos los males juntos que la sentencia, inexorablemente será “No ha lugar”.
Y si es un “represor” y no hubo “arreglo”, también tratan de acelerarle la muerte.
Por ejemplo, el “represor” Danilo Sambuelli, pese a haber solicitado la prisión domiciliaria por edad y razones de salud, se le niega, porque “no se pone”.
Por sus afecciones, se considera crucial que su alimentación sea a base de una dieta adecuada al tratamiento de su insuficiencia renal (IRC), pero para acelerar su muerte, no se le brinda tal dieta.
Asi administran justicia, jueces y fiscales.
Acaso olvidan que deben tratar con respeto, a todas las personas que cruzan mientras avanzan por el camino del ascenso. A esas mismas personas las encontraran cuando esten descendiendo.
¿O acaso creen que la INJUSTICIA perdurará eternamente?
Orlando Agustín Gauna Bracamonte
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