domingo, 12 de diciembre de 2010

CUIDADO CON LA XENOFOBIA

La situación planteada en el llamado Parque Indoamericano no es nueva. Es un caso más de los muchísimos que cotidianamente se reiteran especialmente en las ciudades más importantes del país y no hace más que ratificar algunas cuestiones básicas.
Es evidente que existen organizaciones mafiosas vinculadas también con grupos radicalizados que se encargan de armar a los supuestos necesitados de viviendas: los proveen de los elementos necesarios y los dirigen hacia un objetivo determinado, de manera perfectamente orgánica y estructurada.
Detrás de las necesidades de la gente y también de intereses vinculados con el facilismo y la inmoralidad se anotan rápidamente intereses económicos y políticos. No creemos que nada de esto resulte novedoso para nadie.
La política y los políticos en general tienen una posición bastante laxa en cuanto a las medidas a tomar para evitar la usurpación de espacios no solamente públicos, sino también privados.
Siempre aparece el fantasma de la culpa, que normalmente juega con la idea de que los "pobres" deben ser de algún modo perdonados y ayudados, con lo cual cualquier actitud contraria a estos "principios" suele ser mal vista y por  consiguiente "impopular".

Así las cosas, los episodios de ocupación ilegal se multiplican, las bandas mafiosas o vinculadas a grupos políticos se multiplican. El "mercado" es rentable, esa es la verdad.
La gran cantidad de familias que de la noche a la mañana aparecieron ocupando el Parque muestra a las claras lo que aquí decimos.
En otros tiempos las villas se armaban poco a poco. La gente iba llegando del Interior o del Exterior y así iban poblando ciertos lugares en general en los alrededores o en las cercanías del límite de la Capital Federal. Ahora no. Ahora aparece un verdadero ejército de gente que un día para el otro no tiene dónde vivir, dónde dormir ni dónde comer.  Es evidente que alguien está detrás de este juego.
Si bien esto es sabido y también suele ser mencionado por el periodismo en general,  es factible observar cómo se avanza sobre ideas vinculadas con la llegada de inmigrantes ilegales, generalmente provenientes de países limítrofes, como la causa primordial de este problema.
De consuno, los llamados a los medios y los comentarios escritos en los sitios de Internet multiplican expresiones racistas y xenófobas. 
Todos parecen convergir en el hecho de que no existirían los "okupas" o se reducirían a una mínima expresión si  se controlara la llegada de inmigrantes de manera debida. Pero al mismo tiempo se utilizan términos descalificadores y francamente racistas hacia tales inmigrantes. 
Es necesario que la dirigencia argentina sin excepción ponga las cosas en su lugar. Acá hay que distinguir y muy seriamente cuestiones racistas o xenófobas de las ocupaciones ilegales de propiedades. Quien ocupa una vivienda o un terreno de modo ilegal comete un delito contra la propiedad con independencia de su origen, nacionalidad, color de piel o lo que fuere. Esto es demasiado obvio pero parece que para unos cuantos no lo es.
Hay que distinguir entre las necesidades de las gentes, cualquiera sea su origen, y la actitud dadivosa de la política en general, que concede títulos de propiedad y facilidades de todo tipo a quienes se han apropiado de lo ajeno.  Porque éste es el verdadero problema.
Se dice que en este caso en particular más de la mitad de los ocupantes son extranjeros, lo cual significa que si éstos no estuvieran, el problema se reduciría a la mitad, no a cero.
Ahora bien, cómo es posible que se centre el problema en la extranjería cuando debería centrarse en el respeto de las leyes.  
Es bien clara la cuestión: en la Argentina se obtienen dádivas con bastante facilidad presionando a los políticos de turno porque éstos sienten una gran dosis de culpa y prefieren ser "políticamente correctos", es decir, consentir. Consienten en este tema como consienten en muchos otros. Los cortes de rutas, las tomas de universidades, las capuchas y los palos, los bloqueos de las salidas de las fábricas y hasta los saqueos del año 2001.
A ello se suma un sistema de salud y escolar que está a años luz del de varios países de la región en cuanto a su gratuidad. 
En la Argentina es factible asistir a la escuela de manera gratuita. Es factible atenderse en los hospitales públicos de manera universal. No discutimos acá si es mejor o peor el servicio. Incluso si es pésimo en algunos casos. Lo cierto es que existe y existe desde hace muchos años.
Sabemos de extranjeros que se sorprenden por eso. Y no solamente de países limítrofes o latinoamericanos en general. 
Entonces: acá se suma lo "políticamente correcto" a un sistema de salud y educación muy superior al vigente en la inmensa mayoría de los países.
Cerrar las fronteras como intentan hacerlo países como los EEUU no resuelve el problema de la ocupación ilegal de propiedades. Ese problema se soluciona aplicando la ley. Y en el caso de tratarse de personas ingresas ilegalmente debe resolverse también recurriendo a la colaboración de consulados y embajadas.
Pero hay que tener sumo cuidado con el tema de la extranjería. La gente suele ser propensa a poner la culpa en el otro. Y los sentimientos xenófobos siempre están presentes.
Hay sobrada experiencia de lo ocurrido en otros países. De lo que ocurre en Europa. En España particularmente.
Los delincuentes son delincuentes con independencia de su nacionalidad. No solamente son "okupas" los extranjeros, sino también los argentinos. Y acá debe privar la igualdad ante la ley, con más razón cuando se trata de delitos.
La policía debería investigar, y el Ministerio del Interior es el principal responsable de ello, cómo se conforman las mafias vinculadas al tráfico de ocupaciones ilegales. Ni una sola palabra hemos oído del ministro del Interior. Esto no es un problema de la Ciudad de Buenos Aires o de Macri. Hay que dejarse de pavadas.
Llamamos la atención y lo reiteramos una vez más: cuidado con la xenofobia. Porque alentar ese sentimiento confunde el eje del problema y dispara la barbarie.
Por Héctor B. Trillo
Fuente:Tábano Informa

No hay comentarios:

Publicar un comentario